Prólogo de Francisco Robles
¿Qué ciudadano de formación media o media-baja (y estos últimos cada vez son más gracias a nuestro sistema educativo) podría sustraerse al embeleso de términos y expresiones como solución habitacional, sostenibilidad, fomento del emprendimiento en el colectivo de mujeres y personas jóvenes, centro bioclimático para la formación y el fomento del empleo en las energías renovables y el medio ambiente o animación geriátrica? ¿No se siente usted mismo seducido por tan tecnificado lenguaje? ¿No es lógico pensar que quien auspicia, fomenta y exige la utilización del mismo sabe lo que dice aunque nosotros, pobres mortales, no lo comprendamos porque tenemos menor formación que “los que saben”? ¿No sería fácil, por otro lado, sospechar que ese lenguaje en realidad no dice nada o dice lo que siempre se ha dicho aunque de manera retorcida para ocultar la realidad? ¿Es que se puede proponer un estilo de gobernar “a golpe de un nuevo diccionario”?
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